miércoles, 16 de junio de 2021

Mundial de escritura, Día 10 (escribir el amor en la instancia previa a la ruptura)

 Lo bueno de tener tanta confianza y tanta piel con una persona, es que, con solo mirarla a los ojos, sabrás qué le está pasando. Lo malo de tener tanta confianza y tanta piel con una persona, es que, con solo mirarla a los ojos, sabrás qué le está pasando.

 El viernes, Sofía llegó a casa un poco más tarde, y con tres bolsas en las manos. Al verla entrar le sonreí, miré las bolsas y desorbité los ojos, para hacerla reír. Ella lanzó una risa breve. -No me compré boludeces, te juro. - Volví a desorbitar los ojos- Me compré ropa deportiva porque voy a arrancar crossfit con Candela y otra chica del trabajo que no conoces. - ¿Vos vas a ir a crossfit? ¿Por qué? - ¿Cómo “por qué”? Porque es bueno para la salud, y principalmente porque quiero. Con un gesto condescendiente propio de Sofía, subió las escaleras balbuceando que se iba a bañar. Aprovechando que la comida estaba puesta en marcha, subí sigilosamente las escaleras para sorprenderla. Al entrar al cuarto pude ver a Sofía en ropa interior, con un conjunto blanco de encaje muy lindo. Que era nuevo. Un conjunto nuevo. Abandoné el sigilo, y ella al oírme se dio vuelta. -¿Qué pasa, Nacho? -¿Por qué me preguntas qué pasa? -Porque te digo que me voy a bañar y venís y te quedas parado ahí mirándome raro.- me respondió, removiendo la ropa que recién se había quitado y puesto en el cesto. -Preocupate el día que me avises que en cinco minutos vas a estar desnuda y yo no haga nada por verte. ¿Qué buscas? -Nada amor, basta. No tengo ganas de hacer chistes hoy. Ella entró al baño y cerró la puerta. Confundido, aún parado en la puerta del cuarto, tuve un impulso casi animal, que afortunadamente no descarté. En pocos y muy silenciosos movimientos, terminé con la cabeza dentro del cesto de la ropa sucia, y confirmé lo que sospechaba: Sofía está con otro hombre. Con el perfume de otro clavado en la nariz, volví a la cocina a chequear el estofado. Levante la tapa de la olla, con la cuchara de madera removí la comida. El fondo estaba un poco pegado, así que con suavidad lo despegué, olía espectacular. Sofía está con otro hombre. Esa noche había prometido hacerle a mi novia el famoso estofado de mi mamá, que era igual a cualquier estofado, pero era rico. Para hacerlo, usé cebolla, carne, puré de tomate… Sofía está con otro hombre. Al cabo de un rato, Sofía bajó con la bata puesta, y se sentó en la mesa. Tomó un sorbo largo de vino. Me dijo que el estofado estaba espectacular. Antes de terminar el primer plato, se sirvió otra copa de vino. Hablamos sobre trabajo, de unos amigos que se separaron ésta semana, y de esas cosas banales que habla la gente que no puede hablar de sí misma. La miraba frente a mí en la mesa, tan linda, tan lejos. Sofía está con otro hombre. Los días pasaban frente a mí, las señales me gritaban en la cara que, al menos, por favor, dijera algo. Y yo cada vez me acostumbraba más a obtener de ella sólo una parte. Y me aferraba a esas pocas cosas que me quedaban, como un náufrago se aferra a su balsa. Sofía era mi balsa. Sofía está con otro hombre. Pasaron seis meses que confirmé que era cornudo. Miré cada día 9 en el calendario y pensé “un mes más que procrastino el amor propio”. Esta semana ella pasó casi todo el día en casa. Ordenó el ropero y sacó la ropa de verano. Regaló las cosas que no usábamos. Tuvimos sexo dos veces. Ayer volvió temprano del trabajo, y al llegar me interrumpió en la cocina con un beso apasionado, que terminó con los dos en el piso desnudos. La disfruté, pero me sentí usado. Sofía se peleó con el otro tipo. Y yo ya no la quiero.

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