jueves, 2 de diciembre de 2010

Buena suerte y hasta luego.


Tienen que dejarse ir, separarse, despedirse para no volver a verse nunca más. Sienten que no van a poder seguir, ya que uno tiene la llave y el otro el candado.
Son como una compleja máquina que necesita todas las piezas para funcionar, cada engranaje moviéndose a la par del otro, formando así una simbiosis, que los favorece mutuamente, que los mantiene y los hace felices.
¿Cómo pueden, de un día para el otro, decirse chau? ¿Cómo seguir sin ése engranaje? ¿Serán felices así?
Nadie sabe, la única solución es despedirse pensando en volver a ver a esa persona, con Fe. Sí, se despiden ahogados en lágrimas, pero siguen, porque saben que van a volver a encontrarse. Hoy, mañana, un jueves, domingo, en horas, días, años, no saben, pero confían en que se van a volver a ver.
Entonces, la mejor manera de despedirse es decir hasta luego. Y ése saludo promete no olvidarse de esa persona, es crear una alianza con el otro para jurarse que por más que el tiempo pase, van a seguir pensando el uno en el otro, siempre esperando el reencuentro.

No hay comentarios:

Publicar un comentario