Cuando junté coraje y le mandé a Victoria que fuera al departamento, pasé los 47 minutos que tardó en llegar analizando la situación. Yo le diría lo que pasó, sin llorar, porque no sirve de nada, y ella me entendería, porque me conoció rota y desastrosa, podía entenderme. Sí, sí, me iba a entender. ¿O no? Si ella es una mina genial que puede encontrar algo mejor en cualquier lado, ¿por qué me iba a perdonar? Capaz que se ponía a llorar desconsoladamente, en ese caso yo la abrazaría y lloraría con ella, porque en realidad fue muy grave lo que pasó...
Fueron 47 los minutos en los que recreé la situación, pero en ninguno imaginé a trompada que me puso Victoria en la cara. No me dolió, no sentí nada, pero me sangraba una comisura. Me sentó en la cama de una piña mientras yo la miraba con los ojos vacíos, estaba preparada para cualquier golpe pero no para escuchar lo que tenía para decirme. No sé si cuenta como violencia de género que tu novia te pegue, pero me lo merecía y no estaba en condiciones de denunciar a nadie.
"Sé que lo que pasó para vos fue un error, pero podemos hablar?"
No Francesco, ¡no podemos hablar! Las cosas no deberían ser así. ¡UNIVERSO! ¿Cómo puede ser posible que a mi todo me salga al revés, siempre? Se suponía que yo iba a salir con las amigas de Victoria, iba a volver a dormir y ella me iba a despertar a timbrazos al día siguiente; iba a tener resaca pero iba a estar feliz y con mi novia, no con el estúpido de mi ex.
Las pocas veces que había pensado la posibilidad de cortar con Vicky, no porque tuviera ganas, sino como algo que podía llegar a pasar, sabía que iba a ser más traumático para mi que para ella. Porque ella era más grande, y no sólo de edad, sino más madura. Vicky no era una mina que iba a hacer caprichos ni patalear, ella dejaba que la vida pasara si tocarla, viviendola relajada. Y yo tenía razón.
Pasó demasiado rápido y no me dio tiempo a decirle nada, no me permitió hacer algo porque ella no quería. Sé que cuando escuchó "dormí con Francesco" tuvo un segundo negro -en el que me sentó de culo- y cuando volvió en sí yo ya no era parte de su vida. Tan simple como eso.
Respiró hondo, se pasó las dos manos por la cara, acomodándose el pelo y resopló. Abrió mi ropero y en dos movimientos bruscos sacó su campera de cuero, mi favorita, la que me había prestado, ¡ouch! Fue a la cocina, mientras yo con cara de Bambi la seguía, abrió la heladera y sacó una latita de Schneider, ¿en serio? La destapó canchereando y se fue, sin pegar un portazo, porque eso haría una minita, ella simplemente cerró la puerta con esa prolijidad que tenía para moverse. Cerró la puerta y supe que no la iba a abrir nunca más.
Nunca más Victoria iba a pasar esa puerta riendose por cosas locas o puteando a alguien porque manejaba mal. Nunca más Victoria iba a llegar con los aviadores puestos y la mochila colgada, invitandome a visitar a Fulano y Mengano en el medio del campo. Nunca más iba a aparecer sorprendentemente hermosa, sin producirse, pero tan perfecta. Ella era eso, era alucinante pero sin querer. Nunca le dije lo admirable que era porque sabía que no era un halago para ella, Vicky no quería saber que era linda o que era copada, ella sólo quería ser feliz, fugaz y aventurera. Y estando juntas yo fui así, tuve la oportunidad de ser como ella durante un año, pero era una mentira. En realidad, yo era problemática, inestable y rebelde.
Me quedé parada en la cocina mirando la puerta con la mente en guerra. Más que nunca tenía ganas de partirme la mano contra el ropero, pero esta vez lo pensé dos veces y no lo hice. Bueno, capaz que no era tan enferma como antes. Volví a la realidad con el timbre, y pensando que se había olvidado algo o quería pegarme otra piña, abrí con el portero.
-Qué haces acá?!
-No me contestaste el mensaje...
Y no Fran, no te contesté el mensaje porque no quiero verte la cara, porque me cagaste la vida, porque sos mi karma y porque estaba ocupada siendo boxeada por mi -aparentemente- ex.
-No, ya sé que no te contesté. Qué queres que te diga, que me quiero matar? Sí, me quiero matar y probablemente lo haga. Te sirve de algo escucharlo?
Mientras yo hablaba él mantenía la cabeza agachada, apoyado de lado en la mesada. Yo estaba en la misma posición que me había dejado Victoria, parada frente a la puerta sin expresión.
-Para vos lo de anoche fue un cagada y estoy seguro de que no sabes por qué lo hiciste. Pero yo estuve stalkeando a todo tu entorno hasta que encontré una foto que subió una de las pibas y averigüé a dónde ibas. Obligué a mis amigos a ir sin esperanza, porque pensé que ibas a ir con la chabona esa, pero te crucé y ella no estaba. Eso significaba algo, Abril. para mi anoche no fue una casualidad, yo te busqué y te encontré -yo permanecía inexpresiva, pero estaba completamente shockeada, Francesco seguía hablando- Fui a buscarte sabiendo que capaz que me escupías al verme o me hacías echar del boliche al hablarte, pero no lo hiciste y por algo fue. Decime que estabas en pedo, que estabas drogada, pero ayer vos a mi me querías, y me lo dijiste, si queres hacete cargo y sino mandate una de las tuyas ahora para hacerme mierda. Estoy resignado. Te quiero y te extraño, tomalo como quieras.
Él también, agarró la puerta y se fue. Un poco más suave, más silencioso, no quería irse, pero sabía que tenía que hacerlo. Y ahí estaba yo, parada frente a la puerta sin dolor y sin alegría, vacía e inexpresiva.
Era Domingo, eran las tres de la tarde y sonó mi portero por tercera vez en el día. Nada estaba saliendo bien. Resignada, abrí sin preguntar quién era. La que abrió la puerta era una visita más placentera: Mamá, pero estaba llorando desesperada.
-Vestite y vamos- me dijo.
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