viernes, 8 de junio de 2018

Soledad


Hoy hacen cinco años. Ya cinco años o recién cinco años? No lo sé. Estaba pensando que tal vez te llamas Soledad por cómo se siente uno cuando no estás. Qué acertado.
Cinco años, que a veces parecen mentira, si fue ayer cuando llegaste a casa con ese portazo, y la bici, y la cartera colgando y dijiste -con ese olor a frio- que querías un mate. Cinco años, que otros días me resultan 500, porque ya no sé qué me dirías si estuvieras acá, y cada vez son más las cosas que pasé sin vos que las que compartimos. La puta madre. 
Cinco años que se me escurren como el aire, porque uno ante situaciones así, simplemente se deja ser-estar. Y llora y patalea unos días, pero con el tiempo se libera y el dolor es tan constante que se hace costumbre, como abstracto. Y como ya no hablo más de "duelo", porque fue hace tanto tiempo, incluso pareciera que no existe el dolor. Hasta que la melancolía aparece y me doy cuenta que por más silencioso que sea, el dolor esta ahí. Como una cicatriz que molesta los días de humedad. Hace 5 años que está ahí. 
Hay dias que miro el trayecto recorrido y pienso qué fácil se me ha hecho. Pensar que lo primero que deseé cuando te fuiste fue que hubieran pasado unos años y dejara de ser tan desagarradora tu partida. Pero, habiendo pasado esos años, existen otros días en que me pesa y me molesta el tiempo pasado. Es como un agotamiento del alma. 
Porque son muchas las veces en que te extraño y te necesito y te lloro y te oculto. Y hay días que me canso de extrañar. Pero este dolor no es de esos que uno puede dejar. Es un dolor crónico. 
Al menos, esta enfermedad crónica es un recordatorio vivo de cuánto te amé, de cuánto te amamos y de que te vamos a amar toda la vida. Este dolor es mi forma de tenerte cerca. Siendo mi motor de arranque, que no me permite quedarme acostada llorando, porque si hay dolor es porque siento y si siento es porque estoy viva; y gracias a esta energía en la que te convertiste, te voy celebrar toda la vida, desde el placer de recordarte siempre como el chubasco de alegría que fuiste.

No hay comentarios:

Publicar un comentario